
La importancia de estirar después de hacer deporte.
No te hagas daño y estira bien la musculatura después de ejercitarla.
Después de hacer ejercicio, estás como agarrotado, te duele la espalda y notas algunas contracturas. Antes de salir a correr siempre haces un buen calentamiento y al terminar, recuperas pulsaciones y respiras profundamente varias veces.
¿Qué haces mal?
Durante el ejercicio, sobre todo al cabo de un rato intenso, liberamos ácido láctico, y se producen unas fibras rígidas. Para eliminarlas y evitar contracturas y dolores es imprescindible estirar todos los grupos musculares implicados.
Al estirar disminuyes la tensión arterial, mantienes la circulación activa, reduces el estrés físico, ayudas a la relajación y recuperación de los tejidos. Mejoras la postura, devolviendo al músculo su tono y longitud inicial y la coordinación de movimientos porque ejecutas los movimientos de manera fluida pero consciente.
¿Cómo lo puedes hacer bien?
- Mantén el estiramiento de cada grupo muscular entre 15 y 30 segundos.
- Busca una posición cómoda.
- No debe hacerte daño. Nota el estiramiento, pero nunca dolor.
Rutina de estiramientos básicos:
- De pie, sacude brazos y piernas.
- Estira el cuello hacia el lado derecho aguantando la cabeza con la mano derecha. Aguanta 15 segundos. Repite al otro lado.
- Manos cruzadas detrás de la nuca. Codos juntos. Así estiras las cervicales.
- Cruza los dedos de las manos y estira los brazos mostrando las palmas.
- Cruza las manos por detrás de la espalda y estira.
- Estira las manos por encima de la cabeza como si tiraran de ti hacia arriba y déjate caer hacia delante, doblando el torso. Balancéate.
- Sentado, cruza la pierna derecha con la rodilla flexionada sobre la pierna izquierda recta. Tuerce el torso hacia la izquierda y empuja la rodilla flexionada hacia afuera con el codo derecho. Aguanta 30 segundos y cambia de pierna.
- Tumbado con los brazos en cruz, flexiona las rodillas y déjalas caer a la izquierda. Mira a la derecha. Estiras la espalda. Aguanta y cambia de lado.
- Tumbado con las piernas estiradas, recoge una pierna sujetándola por debajo de la rodilla. Estira muslos y glúteos. Cambia de pierna.
- Recoge las dos piernas por debajo de la rodilla, balancéate y siéntate.
Para terminar, respira profundo por la nariz y espira por la boca tres veces. Ya estás listo, protegido y relajado.
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