Factores de Riesgo Cardiovascular (II): Hipertensión arterial

Factores de Riesgo Cardiovascular (II): Hipertensión arterial


17 de Mayo, Día Mundial de la hipertensión

Aprende algunas pautas para controlar tu presión arterial.

La presión arterial es la presión que ejerce la sangre contra la pared de las arterias. Es necesaria para que la sangre circule correctamente por los vasos, llegue a todas las células y regrese a oxigenarse de nuevo hasta el corazón.

  • La presión arterial sistólica es el valor máximo de la tensión arterial durante la sístole, o movimiento de contracción del corazón. Es decir, es la presión que ejerce la sangre bombeada desde el corazón sobre la pared de los vasos. Es la que denominamos tensión “alta”.
  • La presión arterial diastólica es el valor mínimo de la tensión arterial durante la diástole, o sea, entre un latido y otro. Es la que denominamos tensión “baja”.

La tensión arterial normal en adultos es de 120 mm Hg  (tensión sistólica) y de 80 mm Hg (tensión diastólica). Cuando la tensión sistólica es igual o superior a 140 mm Hg y/o la tensión diastólica es igual o superior a 90 mm Hg, la tensión arterial se considera alta o elevada.

Una toma aislada de presión arterial, no diagnostica por sí sola un problema de presión arterial, ya que hay múltiples factores que pueden incidir en que la tensión se eleve (nervios, estrés, un proceso infeccioso…). Pero una tensión arterial mantenida en niveles altos durante un tiempo prolongado, sí puede producir muchos problemas de salud, en especial para tu corazón y los vasos sanguíneos y por eso es considerada como uno de los factores de riesgo cardiovascular más importantes.

¿Qué problemas puede producir la hipertensión?

Casi el 95% de los casos de hipertensión están relacionados con factores de riesgo externos como el sobre peso y los hábitos dietéticos, el estrés, el tabaquismo o el exceso de alcohol. Factores que, como ves, también están asociados con el riesgo cardiovascular. También existe una parte de hipertensos que tienen una predisposición hereditaria y otro grupo que padece hipertensión arterial secundaria, que es causada por otra patología de base como es el caso de la diabetes, enfermedades renales, hipotiroidismo…etc.

La tensión arterial se eleva con la edad. La incidencia de hipertensos mayores de 65 en países industrializados es del 60%. Las mujeres están algo más protegidas por las hormonas hasta la edad de la menopausia, momento en el que el número de hipertensas tiende a igualarse con los hombres.

Cuanto más alta es la tensión arterial, mayor es el riego de daño al corazón y a los vasos sanguíneos de órganos principales como el cerebro y los riñones. La hipertensión es la causa prevenible más importante de enfermedades cardiovasculares y ACV del mundo.

Si no se controla, la hipertensión puede provocar un infarto de miocardio, un ensanchamiento del corazón y, a la larga, una insuficiencia cardíaca. Los vasos sanguíneos pueden desarrollar protuberancias (aneurismas) y zonas débiles que los hacen más susceptibles de obstruirse y romperse. La tensión arterial puede ocasionar que la sangre se filtre en el cerebro y provocar un accidente cerebrovascular. La hipertensión también puede provocar deficiencia renal, ceguera y deterioro cognitivo.

Vamos a darte unas pautas, para cuidar los valores de tu presión arterial

  1. Mantener un peso adecuado. El sobre peso hace trabajar más al corazón y favorece la formación de placas de grasas que perjudican la circulación sanguínea.
  2. Evitar el sedentarismo. La falta de actividad física ralentiza la frecuencia cardíaca en reposo y favorece la formación de trombos y coágulos. Cualquier tipo de ejercicio físico aumentará la frecuencia respiratoria, mejorará el flujo y rebajará las cifras de presión arterial. Evita, en todo caso, ejercicios de musculación donde debes vencer una resistencia muy grande, en apnea, y no hay movimiento aeróbico.
  3. Limitar la ingesta de sal. El exceso de sal en tus comidas favorece que las cifras de tensión se eleven. Esto se debe a que la sal favorece la retención de líquidos y al aumentar el volumen plasmático tu corazón debe bombear la sangre con más fuerza.
  4. Cuidar la alimentación. Es importante incrementar el consumo de legumbres, frutas y verduras, que son ricas en potasio y fibra y evitan la retención de líquidos. Evita alimentos muy salados como pescados en salazón, embutidos y enlatados. Aumenta la ingesta de carnes magras, como pollo o pavo, en detrimento de las carnes rojas y consume pescado, huevos y cereales integrales. Sigue los principios de la dieta mediterránea que es protectora del corazón y evitarás que tu tensión se dispare.
  5. Evitar el tabaco. La nicotina estimula los niveles de catecolaminas que producen contracción de los vasos sanguíneos.
  6. Moderar la ingesta de alcohol. Un consumo excesivo aumenta el riesgo de ictus hemorrágico e isquémico.
  7. Realizar analíticas periódicas que controlen tus niveles de azúcar ,de colesterol y triglicéridos en sangre. El exceso de grasa en las arterias así como las glucemias elevadas favorecen la aparición del síndrome metabólico, que aglutina varios factores de riesgo para tu corazón (hipertensión, diabetes, obesidad e hipercolesterolemia).
Controla periódicamente tu presión arterial. Procura que la toma sea siempre en las mismas condiciones, a la misma hora, y en situación de reposo. Así podrás llevar un control adecuado y que el médico te recete, si lo cree conveniente, algún medicamento que te ayude a reducirla.

 

 

This post is also available in: Inglés