
Pescado blanco o azul, ¿cuál es mejor?
Conoce las propiedades de cada uno y añádelos a tu alimentación semanal
El pescado es un alimento que por sus características nutricionales debería formar parte de nuestra dieta habitual. Su aporte es tan beneficioso para nuestra salud, que no es de extrañar que numerosos endocrinos consumir 3 o 4 raciones de pescado a la semana (una ración de 150 gramos equivale a un filete mediano).
Y es que se trata de un alimento muy nutritivo que contiene ácidos grasos poliinsaturados, un tipo de “grasas saludables” que nos ayudan a reducir el colesterol malo y a aumentar las reservas del colesterol bueno. Estos ácidos, como el omega 3 y el omega 6, están considerados cardiosaludables ya que contribuyen a controlar la presión arterial y a mejorar la función endotelial vascular (del corazón).
Tipos de pescados
Hay dos tipos de pescados, el blanco y el azul, que se diferencian básicamente por la cantidad de grasa que contiene cada uno.
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Pescado blanco
La merluza, el bacalao, el gallo, el rape, el lenguado o la pescadilla son algunos de los pescados blancos más populares. Esta tipología de pez posee entre un 1 y un 3% de grasas, es más digestiva, contiene más agua y aporta menos calorías.
Además, los pescados blancos son ricos en vitaminas del grupo B, esenciales para el buen funcionamiento del sistema nervioso y de las defensas, y contienen fósforo, calcio, hierro, yodo y cobre, minerales que contribuyen en el crecimiento, controlan la glándula tiroides y mantienen la buena salud de los nervios, las arterias y la piel.
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Pescado azul
De entre sus especies, podemos destacar las sardinas, las anchoas, el atún, el salmón, la trucha, el jurel o la caballa. Tienen entre un 8 y un 10% de materia grasa, en su mayoría grasas poliinsaturadas (Omega 3, 6 y 9), por eso son tan beneficiosos para el corazón y las arterias.
Este tipo es una gran fuente de vitaminas liposolubles (A, E y D), que ayudan a fijar el calcio en los huesos y actúan como antioxidantes, al luchar contra los radicales libres (causantes del envejecimiento y de enfermedades degenerativas) y al estimular la formación de nuevas células.
Por todo esto, ingerir pescado azul es un hábito idóneo si queremos proteger el corazón, fortalecer las articulaciones y mejorar el aspecto de nuestra piel. Si lo comemos con espinas, su aporte en calcio se multiplicará.
No podemos decir que haya un tipo de pescado mejor que otro, ya que ambos nos regalan múltiples nutrientes vitales para nuestra salud. Lo más recomendable es consumir pescado azul y blanco varias veces a la semana de forma alterna y, así, obtener todos sus beneficios.
Recuerda: La mejor forma de cocinar, tanto el pescado blanco como el azul, es al horno o a la plancha. Es una cena perfecta y combina con todo tipo de verduras.
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