Cómo tratar una quemadura

Cómo tratar una quemadura


Conocer la gravedad de la lesión evitará posibles complicaciones futuras

Una quemadura es una lesión de la piel provocada por calor, frío, electricidad o un producto químico corrosivo. Aunque es una herida frecuente, se trata de la agresión más grave en la dermis, ya que si no se atiende de manera adecuada, puede llegar a afectar a órganos y tejidos que se encuentran debajo.

La gravedad de la quemadura depende de la capacidad “abrasante” del agente productor y del tiempo que está en contacto con la piel. Alrededor del 60% de este tipo de lesiones que se atienden en hospitales se producen en el hogar, ya que en casa se dan una serie de circunstancias que la convierten en un sitio de alto riesgo, sobre todo para niños y ancianos.

El tratamiento adecuado de una quemadura favorecerá su curación y evitará la aparición de infecciones o posibles complicaciones futuras. En este sentido la Sociedad Española de las Heridas (SEHER) ha establecido unas pautas sencillas de actuación a la hora de enfrentarnos a estas heridas.

Tipos de quemadura

Dependiendo de la profundidad del alcance de la lesión, se puede hablar de tres grados. Las más frecuentes son las de primer y segundo grado:

            1er grado: suelen producirse por la exposición al sol y afectan solo a la epidermis (capa más externa de la piel), dejándola enrojecida, inflamada y con dolor. Se recupera en 7 o 10 días y no deja secuelas.

            2º grado: acostumbran a producirse por la acción de líquidos calientes (agua hirviendo, aceite …) o por el contacto con sólidos ardientes (plancha, utensilios de cocina….). Provocan la aparición de ampollas con líquido claro y dolor intenso, pudiendo dejar cicatriz.

            3er grado: además de damnificar todas las capas de la piel, afectan a los tejidos que se encuentran debajo (en la grasa subcutánea) y dejan profundas cicatrices. Aunque provocan una mancha negruzca, paradójicamente, no duelen.

Consejos para curar una quemadura

En función de la seriedad de lesión, será necesario asistir de forma urgente a un centro sanitario. La mayor parte de este tipo de accidentes no reviste riesgo, si se sabe qué hacer desde el primer momento

  1. Acudir rápidamente al hospital: si existen quemaduras extensas (que abarcan más de la superficie equivalente a superponer cinco veces la palma de la mano sobre la zona quemada), si se trata de quemaduras eléctricas, si se han inhalado humo, si las lesiones están en la cara, manos, pies o genitales, si se han ingerido sustancias corrosivas o el accidentado tiene una enfermedad cardíaca, respiratoria, diabetes, etc. es aconsejable acudir rápidamente al hospital.
  2. Enfriar la zona: en las quemaduras por calor aplicar abundante agua fría del grifo o la ducha durante varios minutos. Se ha demostrado que la disminución inmediata de la temperatura en la zona quemada hace que la profundidad de la quemadura sea menor y se alivie el dolor. Dependiendo de la gravedad, acudir además al hospital.
  3. No aplicar remedios caseros: los expertos aconsejan no poner aceite, mantequilla, pasta de dientes o cualquier otra sustancia, porque puede contribuir a una posible infección y retrasar la cicatrización.
  4. No rompas las ampollas. Si lo haces, se puede crear una herida abierta que te hace propenso a las infecciones. Si las ampollas se rompen por sí mismas, debes lavar la herida con agua limpia y jabón, y aplicar suavemente una crema antibiótica sobre la zona afectada

Es importante tener unas nociones básicas que nos permitan valorar una quemadura porque, dependiendo de su gravedad, sabremos cómo actuar correctamente.

En caso de duda sobre la gravedad de la lesión, siempre es preferible excederse en precaución y trasladar al enfermo al servicio de urgencias más cercano.

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