
Grasas trans, enemigas de la salud
Estos ácidos grasos no aportan nutrientes al organismo solamente perjuicios para la salud.
Las grasas o lípidos son nutrientes indispensables para el organismo. Son una importante fuente de energía, permiten la regeneración y mantenimiento de las células y participan en la asimilación de vitaminas esenciales. Sin embargo, no todas las grasas son buenas para la salud.
Los ácidos grasos trans o grasas transaturadas se crean cuando se añade hidrógeno al aceite líquido para transformarlo en una grasa sólida. Este proceso se llama hidrogenación y sirve para alargar el tiempo de vida útil de los alimentos, aunque provoca que los lípidos poliinsaturados (que ayudan a la correcta circulación sanguínea, como el omega-3) se conviertan en saturados . La industria alimentaria ha utilizado durante años este procedimiento para la elaboración de numerosos productos, ya que así mejoran su aspecto, textura y sabor e incrementan su perdurabilidad.
A pesar de que algunos alimentos, como la leche, la mantequilla, la carne de cerdo y la de cordero contienen pequeñas cantidades de estas grasas hidrogenadas de manera natural, la mayoría de «trans» que consumimos actualmente provienen de productos industriales preparados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados, como son la bollería industrial, la comida rápida o las patatas fritas.
Recomendaciones para la salud
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) señalan que la ingesta de estos ácidos grasos aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades coronarias (de las arterias), problemas cardiovasculares, obesidad y diabetes.
Igualmente, hay evidencias científicas que relacionan la ingesta de grasas trans con el aumento del colesterol LDL o malo y la disminución del HDL o bueno, así como con la pérdida de memoria, la hipertensión y los trastornos depresivos.
Con todo esto, la Organización Mundial de la Salud advierte que el consumo de grasas trans debería representar menos del 1% de las calorías ingeridas al día.
¿Qué alimentos contienen grasas «malas»?
Las grasas trans no se ven, están ocultas en los alimentos procesados. La mejor manera de identificarlas es leer la etiqueta y fijarse si hay escrito «aceites o grasas parcialmente hidrogenados».
- Dulces, pasteles congelados, bollería horneada: a estos productos se les agrega átomos de hidrógeno para volverlos más ligeros y menos aceitosos. Es preferible sustituir estos tentempiés por piezas de fruta, menos calórica y más saludable.
- Palomitas de maíz de microondas: suelen emplearse grasas trans en su elaboración para que perduren por más tiempo. Los nutricionistas, en cambio, aconsejan volver a la manera tradicional para prepararlas, usando granos de maíz crudo y aceite de oliva.
- Pizzas y algunos productos congelados: gracias a la hidrogenación estos productos duran más días en el supermercado. Aunque no todos los refrigerados contienen trans, lo aconsejable es adquirir más cantidad de productos frescos.
- Margarinas: muchas de las margarinas que se venden hoy día han eliminado las grasas trans, utilizando para ello una especie de mezcla de grasas vegetales totalmente hidrogenadas y aceite. Pero eso no significa que las margarinas corrientes aún las contengan. Estas margarinas de nueva generación, las ‘margarinas blandas’ destacan precisamente por ser bajas en grasa, y por no contener grasas trans, con un menor contenido en grasas saturadas y una mayor proporción de grasas insaturadas.
- Cremas para el café: existen sustitutos menos dañinos y sin este tipo de aceites industriales, además, podemos encontrar alternativas como las leches descremadas o bebidas vegetales, como la de soja o de avena.
- Glaseados listos para utilizar: en repostería se usan mucho, ya que mantienen sólidos y estables los adornos en pasteles y cupcakes. La manera más saludable es hacerlos en casa con azúcar, mantequilla, leche y vainilla natural.
- Snacks y aperitivos salados: sustituir las patatas de bolsa y las galletas saladas por frutos secos en su estado natural o aperitivos como verduras cocidas o aceitunas. Igualmente hay que tratar de huir de las sopas en sobre y de numerosos precocinados y optar por una dieta mediterránea, rica en pescados, carnes magras, aceite de oliva, frutas, verduras y legumbres.
Las grasas trans no son nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo y, por el contrario, tienen efectos negativos sobre nosotros. Cuanto mayor sea la cantidad de alimentos frescos y perecederos y menos productos industrializados y manipulados consumamos, tendremos una mejor calidad de vida.
Si comes bien hoy, tu cuerpo te lo agradecerá mañana.