
Mindful eating, alimentación consciente
Este movimiento propone saborear cada bocado con atención plena. Te damos las claves.
La alimentación consciente o mindful eating es un movimiento nacido a finales de los 90 en Estados Unidos, que intenta establecer una relación sana con la comida, aprovechando toda la riqueza (sabores, vitaminas, colores, olores, texturas) que nos brindan los alimentos.
Esta filosofía nos invita a conocer el propio cuerpo, escuchar sus necesidades y, a través de la meditación, la visualización y otras técnicas, conocer la cantidad de alimento que necesitamos en cada momento. Lejos de dietas y regímenes estrictos, pone atención no tanto en qué comer, sino en cómo y para qué comer. En definitiva, mindful eating busca ser más consciente de las sensaciones físicas (como el hambre y la saciedad) y de las emociones que nos reporta un ingrediente.
Este método propone aprender nuevos hábitos en torno a nuestros menús diarios, sin restricciones ni prohibiciones, con el objetivo de mantener un peso saludable y obtener resultados en nuestra salud a largo plazo.
Claves de la alimentación consciente
- Haz pequeños cambios en tus costumbres
Gran parte de la motivación para mejorar el estado de bienestar está en modificar algunos hábitos alimenticios. Quizás te suenen las siguientes pautas: no te saltes el desayuno, realiza cinco comidas al día, haz de cada comida un momento importante, bebe dos litros de agua al día, elige alimentos bajos en grasa y azúcares e intenta huir de los productos más procesados.
- Prepara la compra
Antes de ir a comprar, repasa los alimentos que necesitas (cuanto más frescos, mejor para tu organismo). Cuando estés en la tienda, cíñete a lo anotado, y evita pasar por los pasillos más tentadores. Con una lista cerrada, ahorrarás dinero y tiempo, y ganarás en salud.
- Consume alimentos variados
Ningún alimento es capaz de aportarnos todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita por sí solo. Por tanto, nuestra alimentación debería ser lo más variada posible para lograr un sistema inmune fuerte y resistente. No hay alimentos prohibidos, atrévete a comer de todo en cantidades moderadas.
Equilibra el consumo de carnes blancas y pescados, toma dos o tres raciones de pescado azul a la semana y decántate por pasta, arroz y pan integrales (aunque tienen las mismas calorías que los blancos, aportan más fibra y minerales).
- Come solo cuando tengas hambre
Cuando vayas a comer algo, pregúntate para qué. Muchas veces el enfado, el estrés o la soledad nos impulsan a comer. Ese “hambre emocional” se suele satisfacer con productos de carga calórica elevada (galletas, chocolate, chips…). Sin embargo, el hambre fisiológica (real) no tiene preferencia por determinados alimentos, pues responde a un mecanismo de supervivencia.
- Antes de comer, bebe agua
El líquido sacia y calma la ansiedad. Además, en ocasiones no distinguimos entre hambre y sed, y acabamos comiendo cuando deberíamos estar bebiendo.
- Saborea cada bocado
Mastica y activa todos tus sentidos cada que te lleves el tenedor a la boca. Uno de los ejercicios que sugiere el mindful eating es coger una pasa, un gajo de mandarina o un trocito de chocolate y degustarlo paso a paso:
1) Obsérvalo como si fuera la primera vez, sus colores, su superficie, su forma…
2) Explóralo a través del olfato, cierra los ojos y aprecia la sensación que despierta en ti ese olor.
3) Pósalo encima de la lengua, sin masticar, siente su textura, sabor y temperatura. Luego, llévalo a las muelas y nota como lo deshaces lentamente.
4) Siente cómo baja por el tubo digestivo hasta el estómago, ¿lo saboreas?
- Tómate tu tiempo
Come siempre sentado, ante la mesa y con cubiertos. Este ritual ordenado te prepara mentalmente para degustar con calma. Mastica despacio, saboreando los alimentos, esto ayudará a mejorar la digestión. Deja los cubiertos sobre el plato entre bocado y bocado.
- Sáciate sin llenarte
No te quedes con el estómago lleno; en una escala de 1 a 10, sitúate en el 7. Acostúmbrate a utilizar platos pequeños para evitar la tentación de llenar el plato e ingerir raciones más grandes de lo necesario.
Mejorar tus rutinas, realizar una actividad física de forma regular, alimentarte con cabeza y tener un peso saludable son cuestiones que no deberían tener ni plazos ni fechas. Es un proceso de aprendizaje continuo para nuestro “yo” futuro.
Si somos lo comemos, ¿crees que puedes encontrarte bien alimentándote mal?
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