
Por unas defensas implacables
Un sistema inmune óptimo es el resultado de varios hábitos saludables. Te los recordamos.
El sistema inmunitario es el conjunto de mecanismos que tiene una persona para enfrentarse a la invasión de cualquier cuerpo extraño y para hacer frente a la aparición de afecciones. Se adquiere antes de nacer y se madura y afianza durante los primeros años de vida.
Esta compleja estructura, distribuida por todos los órganos y fluidos del organismo ( excepto el cerebro), cuenta con dos componentes: los linfocitos (glóbulos blancos que nos defienden de infecciones) y los anticuerpos (proteínas del cuerpo que bloquean virus y bacterias). Ambos llegan a la mayor parte de los tejidos a través de la sangre y la linfa (líquido que protege de agentes patógenos).
Según estudios recientes, nuestra inmunidad depende en un 75% de factores relacionados con la calidad de vida, la alimentación, la actividad física y los hábitos saludables. De este modo, si deseamos lograr unas defensas implacables será clave que prestemos atención a nuestro modo de vida y que modifiquemos algunas costumbres, si es necesario.
Consejos para un sistema inmune sano
- Alimentación equilibrada
Para la salud de una persona es fundamental seguir un patrón nutricional variado, que estimule el sistema inmunitario, y que siga 5 reglas básicas: 1) que incluya productos de temporada, 2) que respete la ingesta de cinco comidas al día, 3) que mantenga un equilibrio entre el consumo de alimentos crudos y cocinados, 4) que evite los productos procesados y refinados (margarinas, bollería industrial, chips, etc.) y 5) que huya de los fritos y opte por la cocción al vapor, a la plancha o al horno.
Asimismo, si logramos una dieta siguiendo estas bases, recibiremos la mayoría de macro y micronutrientes (vitaminas, minerales, proteínas, oligoelementos) necesarios para unas defensas estables.
- Mantener la calma
La preocupación excesiva, los nervios y los problemas afectan a nuestro estado inmune y a la respuesta que tiene este para enfrentarse a distintas patologías. Es recomendable llevar una vida lo más relajada posible, que combine trabajo, relaciones sociales y ocio.
- Practicar deporte
La Organización Mundial de la Salud recomienda realizar, al menos, 2 horas y media de actividad física moderada a la semana con el fin de mejorar la función cardiorespiratoria y la salud ósea, así como para prevenir enfermedades no transmisibles, como la diabetes, el cáncer o el Alzheimer.
Se consideran actividades físicas moderadas las acciones laborales, las tareas domésticas e incluso los desplazamientos cotidianos. Estos movimientos producen una serie de moléculas en la sangre que tienen un efecto positivo a nivel nervioso. Además, el deporte ayuda a eliminar bacterias de los pulmones, manda anticuerpos y glóbulos blancos e impide el crecimiento bacteriano (gracias al aumento de la temperatura).
- Abandonar los malos hábitos
Tan importante es seguir una alimentación equilibrada y hacer ejercicio físico, como seguir unos hábitos saludables (abandonar el tabaquismo) y gozar de un buen descanso. La nicotina disminuye la efectividad de los neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos que destruyen bacterias y hongos y reactivan el tejido dañado.
Del mismo modo, descansar de forma adecuada resulta imprescindible para que nuestro organismo recupere la energía necesaria para funcionar.
Nuestro cuerpo tiende a buscar el equilibrio entre el sistema nervioso, endocrino e inmune para mantenerse sano y adaptarse a las condiciones nuevas.
“Los hábitos incorrectos en el día a día son los responsables de la mayoría de las dolencias“, Joseph Pilates
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