
Consejos para un desayuno saludable
En la Semana Healthy te damos algunos tips para empezar el día lleno de energía.
Eres de los que cuando suena el despertador pides: ¡¡cinco minutos más, por favor!!. Te levantas en el último momento y vas siempre corriendo. Te aseas, te vistes bien, te acicalas, y si hay suerte tienes un par de minutos para tomarte un café corriendo y salir a coger el metro o a meterte en un precioso y habitual atasco.
¡¡¡Pues muy mal hecho!!! No desayunar nada, o tomar sólo un café, es una de las peores ideas que se te podrían ocurrir. Así, para intentar revertir este mal hábito y con motivo de la Semana Healthy, te ofrecemos razones suficientes por las que no debes saltarte la primera comida del día y te damos algunas recetas sencillas y nutritivas.
¿Por qué es necesario desayunar bien?
- Si no recargas las reservas de energía no vas a estar a pleno rendimiento.
- Si no das glucosa a tu cerebro, éste va a funcionar a medias, y perderás concentración, imaginación y memoria.
- La tendencia al sobrepeso es mayor en aquellos que NO desayunan.
- Al saltarse el desayuno se ralentiza el tránsito intestinal y se favorece el estreñimiento.
- Sin desayunar la tensión arterial aumenta y con ella el riesgo de problemas cardiovasculares.
- Si no das combustible al cuerpo se produce una desaceleración del metabolismo, y un desequilibrio en los niveles de glucosa en sangre.
Todo esto va a hacer que no puedas trabajar a pleno rendimiento, y que a media mañana tengas ansiedad y un gran apetito, lo que hará que comas cualquier cosa que te produzca saciedad de forma inmediata y que casi con seguridad aportará más grasas y azúcares simples de los que deberías tomar.
Cómo debe ser la primera comida del día
- El desayuno debe aportar el 25% de las calorías que vas a ingerir en el día.
- Debe contener fruta, entera o en zumo
- Debe llevar un lácteo, leche o derivados (queso, yogur…)
- Tiene que aportar una ración de cereales (copos de avena, trigo, arroz, maíz…) o pan, o galletas.
- Debe ser variado. No desayunes toda la vida lo mismo. Varía los ingredientes.
- Añade otros nutrientes, como:
Grasas, tipo margarina o mantequilla o aceite de oliva.
Cacao, café o infusiones para acompañar la leche.
Proteínas como jamón, atún o huevo, para los que no quieren dulce.
Mermelada, membrillo o miel, para los que necesitan un dulce con la tostada.
- Deja la bollería y pastelería para las ocasiones especiales.
- Atrévete con los frutos secos, o las verduras y hortalizas para hacer desayunos nuevos.
Recetas sencillas, sabrosas y vitamínicas:
- Zumo de pomelo. Café con leche. Tostada de pan de pueblo con margarina de girasol y mermelada de naranja amarga.
- Bol de frambuesas. Té con limón. Bocadillo de pan de cereales con salmón ahumado y queso fresco.
- Una rodaja de sandía. Cacao con leche. Sándwich de jamón y queso.
- Zumo de piña. Yogur natural con muesli y unas nueces picadas.
- Dos mandarinas. Un vaso de leche caliente con azúcar. Huevo revuelto con champiñones.
- Un kiwi. Café con leche desnatada. Tostada de pan blanco con aceite de oliva y rodajas de tomate natural.
- Batido de leche plátano y fresas. Dos biscotes integrales con queso de untar y dulce de membrillo.
Levántate sin prisas y tómate tu tiempo para desayunar. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.
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