Cuida tu piel para conseguir un bronceado sano en estos primeros días de sol.

El verano está a la vuelta de la esquina y ya empezamos a notar sus efectos positivos. Los rayos cálidos nos aportan el 90% de vitamina D, una sustancia que favorece la producción en nuestro cuerpo de dopamina y serotonina, las llamadas “hormonas de la felicidad”.

Asimismo, nos reporta otros beneficios para la salud: disminuye los síntomas de psoriasis y acné, estimula el sistema inmunitario y fortalece los huesos. Sin embargo, relajarse bajo sus cálidos rayos no significa que no seamos un poco precavidos. Porque el sol puede ser un arma de doble filo, suponiendo un riesgo para la salud si no tomamos las medidas adecuadas.

De acuerdo con la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc), el principal responsable del cáncer de piel es la radiación ultravioleta recibida de una exposición inadecuada al sol. Estos rayos pueden conllevar peligros en la aparición de manchas, de envejecimiento precoz y, en casos graves, de melanomas (tumores en la piel). En España, la incidencia del melanoma aumenta un 10% cada año. Los expertos recuerdan tomar precauciones dentro y fuera de la playa, los fines de semana y en excursiones, ya que también estamos expuestos al sol. Además, si tienes muchos lunares acude al dermatólogo para revisarlos antes del verano.

Consejos para una piel sana

Si queremos empezar a coger un poco de bronceado, cien por cien seguro y homogéneo, hay que ir preparando la piel algunas semanas antes. ¡Toma nota!

1. Exfoliación

Antes de exponernos al sol, es aconsejable realizarse una exfoliación corporal para eliminar las impurezas, liberar las células muertas de la epidermis (la capa externa de la piel) y alisar la superficie. Con este paso, la dermis adquiere un tono más uniforme, luminoso y saludable. De este modo, el cuerpo aprovechará más las fórmulas cosméticas que nos apliquemos posteriormente y quedará totalmente hidratado.

2. Hidratación

La falta de agua en la piel es sinónimo de un aspecto seco, apagado e incluso escamado. Los dermatólogos aconsejan usar crema hidratante después de la ducha y después de haber estado al sol ya que crea una barrera de protección en la dermis que retiene el agua en el interior.

3. Protección solar

El tono dorado en la piel se consigue de forma progresiva, por lo que en estas primeras semanas de calor, lo más conveniente es aplicarnos un protector solar con filtros altos (Factor de Protector Solar o FPS de 30 o 50) varias veces al día. No hay que olvidar ponerse en cara, cuello y escote para prevenir manchas y posibles arrugas en el futuro, usar protector incluso en los días nublados y evitar exponerse a los rayos en las horas de máxima verticalidad (de 11h a 16h).

4. Beber agua

Las temperaturas más altas en esta época del año hacen que nuestro cuerpo pierda gran cantidad de líquido por el sudor, por tanto debemos reponerlo frecuentemente. Los médicos recomiendan tomar mucho líquido, unos 2,5 litros como mínimo al día. Además del agua, el gazpacho, la sopa o las ensaladas son alimentos ricos de H2O.

5. Comer fruta de temporada

Las frutas del verano (melón, sandía, melocotón, etc.) son las que contienen mayor número de antioxidantes, que nos ayudarán a contrarrestar el efecto de los radicales libres y estimular el flujo sanguíneo en los tejidos.

Igualmente, podemos aportar a la dermis una buena dosis de nutrientes consumiendo algunos alimentos: los huevos y el pescado (vitamina A, vital para la renovación celular), almendras y melocotones (vitamina B para protegernos de los rayos solares), naranjas y piña (vitamina C, antioxidante y anti-arrugas), y frutos secos y tomates (vitamina E, previene y trata quemaduras y cicatrices).

Si tenemos en cuenta estas recomendaciones iremos preparando la piel para un verano ideal, libre de riesgos y peligros.

Sobre todo, bebe mucha agua, protege tu piel con protector solar y no te olvides de disfrutar de cada instante del verano.

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